El nombre de Sadio Mané ya figuraba con letras de oro en la historia del fútbol senegalés, pero desde este domingo lo hará más todavía. El futbolista del Liverpool se convirtió en el héroe de los suyos al marcar el lanzamiento decisivo en la tanda de penaltis de la final de la Copa África 2021 (aunque celebrada en 2022) en la que Egipto se quedó con la miel en los labios.
Esa mala fortuna había tenido Senegal en la anterior edición, la de 2019 (perdió en la final ante Argelia), pero esta vez ‘Don Fútbol’ le devolvió lo sufrido entonces premiándole con el que es su primer título en la historia del campeonato del continente africano.
Se llegó a la mencionada tanda de penaltis porque tanto durante el tiempo reglamentario como tras la prórroga el 0-0 inicial no se movió del luminoso. Pudo haberlo hecho muy pronto, en el 7′, cuando el propio Mané dispuso de un penalti, pero Gabaski adivinó sus intenciones para frustrar al senegalés.
A partir de ahí, fue Senegal quien llevó la iniciativa ante una Egipto muy presa del quiero y no puedo. Se limitaron los de Queiroz (en la grada por sanción) a frenar como podían las acometidas de Senegal, aunque, todo hay que decirlo, las mismas tampoco eran como para echar cohetes.
Cabe destacar no obstante que justo antes del descanso Salah estuvo a punto de marcar tras una gran acción individual que acabó en parada de un Edouard Mendy que, aunque con poco trabajo, solventó bien todo el que tuvo y a la postre acabó atajando un lanzamiento en la tanda para propiciar que el gol de Mané resultase definitivo.
Tanto durante la segunda mitad como en la prórroga, el ritmo de juego bajó ostensiblemente en una especie de mensaje tácito lanzado conjuntamente por Senegal y Egipto camino a la incorrectamente denominada como suerte de los penaltis.
La misma, que no es fortuna como tal sino atino, determinó que Senegal lograse su primera Copa África. Se quedó con las ganas la Egipto de un Salah que, deportivo y señor como pocos, se abrazó a su compañero en el Liverpool Mané justo después de ser derrotado.
La escena fue un broche de oro a un campeonato que no ha destacado por partidos excesivamente bellos en lo plástico del juego pero cerró con la viva imagen de la deportividad.
Fuente: Mundo Deportivo