Coutinho se fue al Premier League en enero de 2018 envuelto ‘en oro’. Convertido en el, para muchos, mejor jugador de la competición tras sus exhibiciones en el Liverpool. El Barcelona no se lo pensó. 135 millones de euros, variables aparte, por el mediapunta. En la Ciudad Condal no se ha visto, amén de algún chispazo, a ese futbolista irreverente, decisivo y vertical que enamoró a Anfield.
En su cesión al Bayern, a pesar de hacer las veces justiciero ante el propio Barça en Champions, tampoco. Pero como si en lugar de haber nacido en Rio de Janeiro lo hubiera hecho en Birmingham, sintiendo Inglaterra como un hogar cálido, en el Aston Villa ha vuelto el Coutinho diferencial.
«Era el Philippe Coutinho vintage (retro)», decía Steven Gerrard, su ahora técnico en el conjunto villano, el encargado de elogiarle. «Parece feliz, le hemos facilitado el escenario para salir y disfrutar de su fútbol de nuevo. Su visión de juego, percepción… Si no te gusta verle, deberías dejar de ver fútbol», completó la leyenda del Liverpool, ese equipo en el que Cou marcó 54 goles, repartió 45 asistencias y disputó 201 partidos antes de hacer las maletas. Las alabanzas no fueron gratuitas, pues llegaron tras su exhibición frente al Leeds en Villa Park.
Daniel James abrió el marcador y reventó el larguero en el que pudo ser el 0-2, pero Philippe tenía claro que esa sería su noche. A la media, Matty Cash, ese lateral que tanto suena en las oficinas del Atleti, le entregaba el balón cerca del punto de penalti. Con la derecha, en disparo raso al palo largo, empató el choque.
Ocho minutos después, control orientado delicioso en el centro del campo para habilitar a la nueva joya de la corona del Aston Villa, Jacob Ramsey, que batió a Meslier. Y en el 43′ cerraría el recital. Conducción pausada por banda izquierda, pequeño recorte para divisar a Ramsey de nuevo: 3-1.
Participación decisiva
En la segunda parte llegaría el empate con el segundo de Daniel James y el 3-3 definitivo de Diego Llorente. Ashley Young entraría por nuestro protagonista a los 78 minutos, aquejado el brasileño de pequeñas molestias a las que Gerrard quitó importancia. Ante el United, el día de su estreno, tardó 13 minutos en ver portería, con un tanto que salvaba un punto para su equipo. Entre ese debut soñado y el choque ante el Leeds, demostró con Brasil que su fútbol tiene cabida en la lista de Tite para el Mundial, enviándole, de paso, un recado al Barça («Me han golpeado mucho, pero eso no cambia mi esencia»).
Tres partidos, dos goles y dos asistencias. Ha participado en un tanto cada 43 minutos. Es pronto, pero, más allá de números, las sensaciones son fantásticas. Confianza a raudales hacen que vintage Coutinho esté de vuelta. Lo retro está de moda.
Fuente: As
